En las redes sociales aparecen día sí y día también imágenes de las principales arterias de grandes ciudades prácticamente vacías, sin coches, sin peatones, sin ruido. Y entre los comentarios de los usuarios destaca la frase de “que bien se está así” “ojalá esto fuese así, con algún coche” “ahora nos damos cuenta de cuanto espacio hemos dado al coche”,…
En medio de esta pandemia de Covid-19 de la que llevamos un mes confinados se podrían sacar conclusiones positivas, al menos, en materia de movilidad urbana. En España, desde el boom urbano de Barcelona 92 las siglas “TICs” entraron con fuerza en los vocablos de urbanistas y especialistas en tráfico. Las “TICs” no son otra cosa que las tecnologías de información y comunicación que, llevados a un lenguaje más coloquial y resumido, es teletrabajar. El teletrabajo no tiene porqué ser encasillarse en el domicilio ya que existen opciones además de la residencia tales como itinerante o móvil y/o en centros de teletrabajo al efecto, por tanto, es una posibilidad totalmente flexible en horario y emplazamiento.

En la actualidad el 17% de la población mundial teletrabaja (The world of work: Ipsos. 2012). Según “The impacts of e-Work and e-Commerce on transport, the environment and the economy. Road Pricing, the Economy and the Environment, 2008)” empleando tan solo entre 1 y 2,5 días a teletrabajar el usuario se ahorraría de 2.092 a 5.632,7 km/año.
La opción de teletrabajar debe partir de las políticas de la administración, aunque también muchas ya han optado por esta alternativa confiando en la profesionalidad del trabajador. Con el teletrabajo se reducen los desplazamientos al centro de trabajo, la duración de los mismos y la saturación del viario y el sistema de transporte. Ello redunda, en general, en la calidad de vida del trabajador pues permite ajustar su horario y darle calidad a la conciliación. Además, permite a la ciudad respirar ante la reducción de trabajadores.

En España una de las primeras experiencias por parte de la administración se llevó a cabo durante el año 2010, en donde 29 funcionarios del Gobierno Vasco realizaron una experiencia piloto durante cuatros meses en los cuales 3 días a la semana teletrabajaban. El Gobierno Vasco facilitó todo lo necesario para el teletrabajo, desde acceso a un ordenador preparado para ello a un soporte informático para dudas. Fue éxito que ha sido repetida en años siguientes con mayor número de funcionarios.

La introducción a las TICs es un fenómeno que ya ha sido abordado en números Planes de Movilidad Urbana y que tienen mayor presencia en los Planes de Transporte al Trabajo, estos últimos suelen contar con apoyo económico para su redacción e implantación por parte de diferentes administraciones. El contrapunto, es que, en la mayoría de los casos, las TICs no son conocidas por quienes deben proponer o tiene capacidad decisoria en estímulos de mejora a la movilidad o calidad de vida del trabajador.
Si bien ningún estudio en la actualidad ha demostrado los efectos positivos del teletrabajo en la movilidad urbana sobre todo por la falta de políticas claras y determinantes, aunque es lógico pensar que la implantación de estas medidas a un espectro amplio supondrá medidas muy positivas para la movilidad y contaminación urbana.
Si de algo nos ha servido esta pandemia es para aflorar la falta de adaptación, sobre todo por parte de la administración, al teletrabajo, una vez instalado el trabajador a ello y como única alternativa a continuar con su cometido. Trabajadores que no disponen de ordenadores, permisos de acceso a software para videoconferencia, equipos sin posibilidad de comunicación VPN, son, entre otros, los problemas que se encuentran. En un nicho como la administración en la que existen muchos puestos de trabajo que no requieren una presencia física durante todos los días de la semana, se podrían plantear propuestas de trabajo desde casa y asistencia a la oficina el resto de los días. Se trata de organización y compromiso.

Covid-19 deja el reto a administraciones y empresas privadas de mejorar las condiciones de teletrabajo para optimizar los desplazamientos y contribuir a la mejorar de la movilidad en nuestras urbes. El guante está lanzado, ¿seremos capaz de aprender de los errores?
Un aporte muy interesante. Gracias por la ilustración. Reciba un cordial saludo.